Consideraciones
preliminares |
La terapia ocupacional ocupa un lugar imprescindible
como parte del equipo multidisciplinario encargado del tratamiento
del paciente con artritis. Este equipo está formado por el
médico reumatólogo, el cirujano ortopédico,
el fisioterapeuta, el terapeuta ocupacional, la enfermera y el asistente
social.
La terapia ocupacional tiene por objetivo estudiar
la ocupación humana en las áreas de autocuidado, productividad
y ocio, así como los componentes y las conductas necesarias
que para la ejecución de estas funciones requiere, teniéndose
en consideración las limitaciones impuestas por la AR.
- área de autocuidado:
comprende las actividades necesarias para la resolución
de las necesidades vitales del individuo tales como la higiene,
el vestido, la alimentación, la comunicación y
la movilidad.
- área de la productividad: área
para la que el individuo realiza una serie de actividades dirigidas
a proveerse de bienes y servicios, con el fin de que él
u otros lo utilicen o puedan obtener de ellos algún beneficio.
- área de esparcimiento u ocio:
engloba todas las actividades que el individuo realiza para
su esparcimiento y regocijo personal.
Los objetivos del tratamiento de la terapia ocupacional
son los siguientes:
- Mantener la capacidad funcional
corrigiendo o minimizando las alteraciones producidas en una
primera fase por el dolor y la inmovilidad, y en una segunda
fase por las alteraciones articulares sufridas (luxaciones,
rigidez) y las deformidades propias de la enfermedad.
- Corregir o prevenir el desarrollo
o progresión de las deformidades de la mano tales
como la desviación del carpo, las deformidades de las
articulaciones metacarpofalángicas e interfalángicas,
y la deformidad propia de los dedos (como pueden ser "en
cuello de cisne", "dedo en martillo", "pulgar
en zeta, etc.).
- Conseguir del paciente una concienciación
sobre la protección articular, modificando los
patrones funcionales que puedan exacerbar los síntomas
y provocar un mayor deterioro articular.
- Paliar la discapacidad en los
casos en que la funcionalidad sea difícil de conservar,
se ofrecen al paciente ayudas pertinentes o las alternativas
(ayudas técnicas) adecuadas para la realización
de las actividades de autocuidado.
Para poder establecer unos objetivos terapéuticos
asumibles por el paciente, el equipo realizará una valoración
integral (física, funcional y psicológica) que tenga
en cuenta sus intereses, necesidades y capacidades.
Entre los datos que se valorarán podemos
citar:
- Estado de la piel (si existen
o no nódulos, atrofia, edema, signos de tumefacción,
cicatrices, etc.).
- Problemas o déficit articulares:
- Alteraciones (crepitación, inflamación, deformidad,
limitación, etc.)
- Alteraciones tendinosas (integridad o no del tendón)
- Recorrido articular, así como la aparición o
no de dolor o fatiga en algún punto del recorrido; estabilidad
y movilidad.
- Déficit neurológicos
y musculares:
- trastornos sensitivos (presencia de polineuropatías
o compresiones nerviosas)
- Pérdida o disminución de la fuerza muscular
- Destreza manual
- Deformidades (si las hay) (se
valorará la necesidad de uso de ortesis - férulas;
en caso de estar ya colocadas, se comprobará si son o
no correctas)
- Función de la mano:
- Funciones prensiles, pellizco, presión.
- Funciones no prensiles (las que utiliza la mano estáticamente)
- Valoración funcional de la
mano:
- Si participa en las actividades cotidianas de una manera independiente
- Si necesita ayuda técnica para ello
- Función de las extremidades
superiores en cuanto a auxiliares de la función de la
mano (deterioro de la movilidad articular de la extremidad
superior hombro, codo, etc. - así como el levantamiento
de objetos.
- Nivel de dependencia o independencia
en las actividades de autocuidado:
- Alteraciones funcionales en las actividades básicas
de la vida diaria (ABVD) y en las instrumentales
- Dificultad o facilidad con que realiza las diferentes tareas,
si utiliza ayudas técnicas o no, y en caso afirmativo,
cuáles
- Nivel de dependencia o independencia
en las actividades de ocio:
- Qué tiempo dedica a ellas
- Cuáles son y qué necesidades motrices requieren
- También se valorará si aparece (y cuándo)
dolor asociado a la realización de las diferentes actividades,
y si hay posibilidad potencial de deformidad por la realización
de ciertas actividades.
- Interacciones sociales (es
decir, los problemas o vivencias que sufre el paciente tanto
en el ámbito familiar como profesional y social)
- Estado de ánimo y motivaciones
que presenta.
El tratamiento de terapia ocupacional se basa
en cuatro objetivos:
- Prevención de la inflamación y el dolor, y
la prevención o corrección de la deformidad mediante
la aplicación de las distintas ortesis o férulas
indicadas en cada estadio.
- Elección de una actividad gestual que nos ayude a
mantener o incrementar la movilidad articular, la destreza y
la fuerza
- Educación del paciente en lo relativo a la protección
articular y a la conservación de energía
- Diseño y realización de adaptaciones, prescripción
de las diferentes ayudas técnicas, y enseñanza
en su uso y aplicación.
Veamos a seguir las diferentes técnicas
que pueden ser aplicadas en las diferentes etapas en las que el
paciente se encuentre.
FASES
DEL TRATAMIENTO E INTERVENCIÓN DEL TERAPEUTA OCUPACIONAL |
En esta etapa inflamatoria, las técnicas
empleadas por el terapeuta ocupacional serán esencialmente
de reposo articular y de prevención de las deformidades.
Instrucción del
paciente. Se instruirá al paciente para conseguir
una postura correcta tanto en el descanso en cama como en la sedestación
(estar sentado) y en las distintas actividades que en estas posiciones
realice. Por ejemplo, para leer en la cama se puede recomendar la
utilización de gafas prismáticas que permiten leer
sin doblar la columna cervical, y en la silla se puede recomendar
la utilización de un atril apropiado para no forzar la columna
cervical y evitar el tener que sujetar el libro con las manos. Asimismo,
se podrá facilitar diferentes tipos de adaptaciones para
la realización de actividades como la alimentación
y la higiene con engrosadores, adaptaciones para las medias o los
zapatos, etc.
Reposo articular.
El terapeuta ocupacional empleará técnicas para evitar
actitudes viciosas y/o antiálgicas mediante la aplicación
de férulas de inmovilización global de muñeca
y mano en posición funcional. Su uso nocturno ayuda a disminuir
el edema (inflamación), los dolores nocturnos, y las posturas
viciosas o de desviación articular.
Si el paciente ha de utilizar férulas
diurnas, éstas deben permitir la movilidad de la mano, aunque
limitando la articulación dolorosa.
Los objetivos del tratamiento de terapia ocupacional
en esta etapa tenderán a:
- Evitar la estructuración de la deformidad mediante
la utilización de férulas.
- Mantener el equilibrio articular y muscular mediante la
realización de actividades que no produzcan sobrecarga
articular.
- Proteger los elementos articulares mediante la enseñanza
al paciente de una educación gestual y de economía
articular.
Tratamiento ortésico
- Ortesis de estabilización de muñeca y pulgar
- Ortesis de corrección
Tratamiento funcional
El siguiente objetivo es el de mantener el equilibrio
articular y muscular a través de la elección y ejecución
de una actividad.
Este objetivo se llevará a cabo mediante
actividades de taller, que pueden ser muy variadas y se seleccionarán
en función de la articulación o movimiento a trabajar,
las preferencias del paciente y sus habilidades y cualidades. Estas
actividades aportan un elemento psicológico favorable que
ayuda a la adaptación y reinserción del paciente a
la vida cotidiana.
En este periodo, es necesario una educación
del paciente en el cuidado de sus articulaciones y en el buen uso
que de ellas ha de hacer con el objetivo de protegerlas.
Educación gestual
Representa la base del trabajo del terapeuta
ocupacional en el paciente con artritis, y se fundamenta en comunicar
al paciente las nociones básicas sobre cómo funcionan
las articulaciones y cómo cuidarlas.
Se hará un balance de las actividades,
así como una aproximación al entorno familiar y social,
mediante la elección de diferentes utensilios de trabajo
en función de su ligereza y su simplicidad de utilización.
Se estudiará el entorno del paciente, aportando a cada caso
las soluciones prácticas que permitan en el lugar de trabajo
una mejor ergonomía (organización de espacios, altura
de los planos de trabajo, sillas adecuadas, etc.).
Economía articular
El terapeuta ocupacional establecerá con
el paciente un programa de economía articular, basándose
en los principios de identificación por parte del paciente
de su propia problemática, enseñanza de la importancia
del reposo y la posición, así como de la protección
de la función articular, y de los principios sobre la conservación
de energía, y selección y elaboración de alternativas.
El terapeuta ocupacional valorará los
aspectos siguientes:
- ABVD e instrumentales, en las que valorará las consecuencias
y repercusiones de la enfermedad sobre su autonomía,
comodidad y bienestar, la posibilidad o no de la realización
del movimiento necesario y la inocuidad o no de determinados
movimientos para sus articulaciones.
- Estudio del puesto de trabajo (si es adecuado, posiciones
en las que trabaja, herramientas que utiliza, condiciones medioambientales,
etc.)
- Accesibilidad a los medios de transporte, públicos
o privados.
- Estudio de las actividades recreativas.
Para ello procederá a:
- Identificar y seleccionar los
movimientos o aptitudes desfavorables o perjudiciales que se
realizan en las actividades cotidianas, y las causas que los
originan.
- Colocar al paciente en la posición
más adecuada para la práctica de dichas actividades.
- Potenciar y desarrollar las habilidades
con la repetición de su realización.
Los principios que se tendrán en cuenta
son los siguientes:
- Evitar las actividades que
produzcan fatiga y dolor (secarse el pelo, ponerse los calcetines
si hay dolor en la cadera, etc.)
- Favorecer el uso de adaptaciones
con mangos largos.
- Evitar el mantenimiento de
posiciones estáticas que favorezcan la fatiga (permanecer
de pie durante la realización de las tareas domésticas
o personales) o que sobrecarguen las articulaciones
- Favorecer el uso de elevadores
o asientos altos
- Evitar los movimientos en la
dirección de la deformidad (abrir grifos convencionales
o pomos de puertas, escurrir bayetas, etc.), así como
las actividades que para su realización necesiten de
una presión prolongada y fuerte (sujetar un libro)
- Favorecer el uso de electrodomésticos
que realicen la función o, en el caso de la bayeta, presionarla
hacia abajo
- Evitar actividades que requieran
la utilización forzada de las manos.
- Favorecer el uso de las articulaciones
proximales más que las distales (transportar platos con
las manos, levantar recipientes pesados.
- Evitar ejercer presión
sobre una o varias articulaciones (al encender, cortar, comer,
pelar, etc.)
- Favorecer el uso de toda la
mano en lugar de usar un único dedo para presionar.
- Evitar actividades que requieran
torsión (escurrir, exprimir, etc.)
- Evitar movimientos que impliquen
flexión de columna y elevación de pesos durante
las actividades cotidianas
- Favorecer la utilización
de calzadores largos
- Evitar el inicio de una actividad
si no va a poder ser interrumpida antes de que aparezcan signos
de fatiga o si va más allá de las posibilidades
o capacidades de la persona.
Reeducación
después de la intervención
quirúrgica |
En esta fase, el terapeuta ocupacional permitirá
la realización de actividades en las que la utilización
alternativa de la flexoextensión esté presente, con
sesiones de duración progresiva. Los trabajos de fuerza serán
introducidos más tarde, y en algunos casos será necesaria
la utilización de férulas activas o dinámicas.
Reeducación
al margen de la cirugía |
Algunos pacientes, a pesar de presentar importantes
deformidades en las extremidades superiores, y sobre todo en las
manos, no son tributarios de cirugía. En estos casos habrá
que dotar al paciente de todos los medios de readaptación
que le sean necesarios, tanto en las fases iniciales (con fines
preventivos) como en fases más crónicas (con fines
paliativos);esto se hará a través de diferentes ayudas
técnicas.
Los objetivos de la utilización de estas
adaptaciones son posibilitar la independencia física, y reforzar
y ampliar la independencia psicológica.
Para ello se deberá tener en cuenta:
- Adaptar las ayudas de forma personalizada siempre que sea
posible
- Entrenar al paciente en la utilización de cualquier
tipo de ayuda que se prescriba
- Tener como premisa que la mejor ayuda es la menos sofisticada.
Los tipos de ayuda más utilizados por
el paciente con artritis son los siguientes:
- Ayudas a la marcha. Su objetivo
es prevenir la deformidad y el dolor. Entre ellas podemos encontrar:
- Zapatos ortopédicos
- Distintos tipos de empuñadura para bastones
- Caminadores, etc.
- Ayudas para la manipulación.
Tienen como objetivo ayudar a la manipulación, sustituyendo
instrumentos inadecuados por otros que sí lo sean, como
por ejemplo:
- Engrosadores de diferentes tamaños
- Tijeras adaptadas
- empuñaduras para las puertas, llaves, etc.
- Ayudas para las ABVD. Su objetivo
es facilitar la independencia, y evitar la fatiga y el dolor.
Para ello se cuenta con:
- Adaptadores de medias o calcetines
- Calzadores largos
- Peines de mango largo
- Asientos de baño y ducha
- Elevadores del váter
- Barras de sujeción, etc.
- En la cama. Para facilitar
tanto el decúbito como la entrada y salida de la misma:
- Colchones duros
- Elevadores de patas, etc.
- Ayudas para la comida. El objetivo
es facilitar la utilización de los cubiertos, adaptándolos
o sustituyéndolos.
- Ayudas facilitadoras varias:
- Tijeras especiales
- Pinzas para tender la ropa adaptadas, etc.
- Adaptaciones que nos procuren
un buen brazo de palanca que facilite la prensión (sujeción)
y que multiplique la fuerza